EL CRECIMIENTO GLOBAL
Recién a comienzos del siglo XIX se vislumbra el cambio: el
fútbol fue ganando cada vez más terreno en los colegios, principalmente en
escuelas públicas, y fue en este ambiente comenzó su proceso de innovación y
desarrollo.
Pese a todo, el fútbol continuaba siendo un juego sin
reglamentación, es decir, no existía una forma determinada de jugarlo. Cada
colegio aplicaba sus propias reglas, las cuales divergían, a veces,
considerablemente entre sí. Además de aferrarse a las tradiciones, su práctica
dependía también de los terrenos de juego a disposición. En los lugares donde
se jugaba en patios de colegios, con suelos empedrados y muros, no había lugar
para partidos masivos.
Es así que en los colegios de Charterhouse, Westminster,
Eton y Harrow comienza a verse como el juego se basa más en la habilidad del
regateo que en la potencia necesaria en medio del tumulto. Por otro lado, los
colegios como Cheltenham y Rugby tendían hacia una práctica más ruda, donde el
balón se podía jugar y hasta llevar con la mano.
Con el correr del Siglo XIX, la imagen del fútbol comenzó a
cambiar. Las autoridades escolares comenzaron a verlo como un medio de fomentar
la lealtad, la facultad de sacrificio, la colaboración mutua y la subordinación
a la idea de equipo. El deporte comenzó a figurar los programas de las escuelas
y la participación en el fútbol se hizo obligatoria. Una contribución esencial
al respecto provino de parte del Dr. Thomas Arnols, director del colegio de
Rugby.
En 1846, se fijaron en Rugby las primeras reglas de fútbol
con carácter obligatorio. Sin embargo, el juego se mantuvo rudo: por ejemplo,
estaba permitido patear la pierna de adversario debajo de la rodilla, pero no
sujetar al adversario y patearlo al mismo tiempo. También se podía jugar con la
mano y, desde que en 1823, para sorpresa de su equipo y de los adversarios,
William Webb Ellis corrió con el balón debajo del brazo, se permitió llevar el
balón con la mano.
Si bien varios colegios adoptaron las reglas elaboradas en
Rugby, otros se opusieron a este tipo de fútbol, por ejemplo, Eton, Harrow y
Winchester. Allí se prohibía llevar el balón con la mano y figuraba, en primer
lugar, el dominio de la pelota con el pie. También Charterhouse y Westminster
apoyaron el juego sin las manos, pero no se aislaron como algunas escuelas,
sino que se transformaron en puntos de partida para la difusión de su propia
versión del juego.
En 1863, su desarrollo comenzó a necesitar una toma de
decisión. Así, en la Universidad de Cambridge, se trató de hallar una base
común y fijar reglas aceptables para todos. Que sucediera aquí no es extraño,
puesto que ya en 1848, un grupo de ex estudiantes de diferentes colegios habían
hecho un primer intento en unificar la gran variedad de versiones existentes
del deporte.
La mayoría se pronunció en contra los métodos rudos, tales
como hacer zancadillas, patear la canilla del contrario y otras varias formas
de violencia. También comenzó a aceptarse firmemente la idea de prohibir el
juego con la mano. Después de esto, la fracción de Rugby decidió separarse.
Ellos hubieran aceptado el no patear la pierna del adversario -cosa que se
suprimió más adelante de las reglas del rugby-, pero no querían prescindir del
juego con la mano y de llevar la pelota debajo del brazo.
La reunión de Cambridge fue un intento de introducir oren en
el entrevero de las reglas. El cónclave decisivo, sin embargo, sucedió en
Londres, el 26 de octubre de 1863, día en el que once clubes y numerosos
colegios londinenses enviaron a sus representantes a la taberna Freemasons. El
objetivo: establecer una serie de reglas válidos para todos, bajo las cuales
jugar los partidos entre sí. Así nació la Football Association (Asociación de
Fútbol).
Los eternos puntos de discordia -patear la canilla, hacer la
zancadilla, llevar el balón con la mano- fueron discutidos en detalle en esta
reunión y en otras similares. El 8 de diciembre de 1863, finalmente, los
férreos defensores del rugby se retiraron definitivamente de las
conversaciones, marcando su separación definitiva del fútbol. Seis años más
tarde, este "divorcio" quedó más evidente aún, cuando en las reglas
de fútbol se prohibió en general el juego con la mano (no sólo llevar el balón
con la mano).
De ahí en adelante, el deporte se desarrolló a un ritmo vertiginoso. En 1871, apenas ocho años después de su fundación, la Asociación Inglesa de Fútbol contaba ya con 50 clubes. En 1872 se celebra la primera competición organizada de mundo: la Copa Inglesa. El primer campeonato de liga, en cambio, vio la luz 16 años más tarde, en 1888.
Mientras que en Europa y en otras partes del mundo casi no se hablaba de fútbol organizado, en Gran Bretaña ya se organizaban partidos internacionales. El primero, entre Inglaterra y Escocia, se disputó en 1872. Así, con el crecimiento del fútbol organizado y el ya sorprendentemente alto número de espectadores, se presentaron allí los inevitables problemas con los cuales tuvieron que enfrentarse, aunque mucho más tarde, el resto de los países. El profesionalismo fue uno de ellos.
De ahí en adelante, el deporte se desarrolló a un ritmo vertiginoso. En 1871, apenas ocho años después de su fundación, la Asociación Inglesa de Fútbol contaba ya con 50 clubes. En 1872 se celebra la primera competición organizada de mundo: la Copa Inglesa. El primer campeonato de liga, en cambio, vio la luz 16 años más tarde, en 1888.
Mientras que en Europa y en otras partes del mundo casi no se hablaba de fútbol organizado, en Gran Bretaña ya se organizaban partidos internacionales. El primero, entre Inglaterra y Escocia, se disputó en 1872. Así, con el crecimiento del fútbol organizado y el ya sorprendentemente alto número de espectadores, se presentaron allí los inevitables problemas con los cuales tuvieron que enfrentarse, aunque mucho más tarde, el resto de los países. El profesionalismo fue uno de ellos.
La primera referencia al respecto data del año 1879, cuando
un pequeño club de Lancashire, Darwen, alcanzó dos veces un empate sensacional
contra el imbatible Old Etonians en la Copa Inglesa, que los londinenses
ganarían recién en el tercer intento. Dos jugadores del equipo de Darwen, los
escoceses John Love y Fergus Suter, parecen haber sido los primeros en haber
recibido dinero por su arte futbolístico. Estos casos se multiplicaron y ya en
1885, la Asociación de Fútbol estuvo obligada a legalizar oficialmente el
profesionalismo. Esto fue cuatro años antes de que se fundaran las asociaciones
nacionales de Holanda y la de Dinamarca, las primeras fuera del sector
británico.
Antes que estas dos, y posteriormente a la creación de la
Asociación Inglesa, se habían fundado la Asociación Escocesa de Fútbol (1873),
la Asociación del País de Gales (1875) y la Asociación Irlandesa (1880).
Considerando estrictamente el asunto, cuando se jugó aquel primer partido
internacional en la historia del fútbol entre Inglaterra y Escocia, el 30 de
noviembre de 1872, la asociación escocesa todavía no existía (se crearía recién
tres meses más tarde).
Contra Inglaterra jugó el equipo del club escocés más
antiguo, el Queen's Park FC, pero como en la actualidad, los escoceses
vistieron uniforme azul y los ingleses blanco. Los dos equipos emplearon lo que
sería considerada hoy una táctica súper ofensiva (Escocia, un 2-2-6, Inglaterra
un 1-1-8), pero el encuentro mostró que todavía se jugaba con ciertas
características típicas del fútbol masivo.
Fuera de Inglaterra, el fútbol fue expandiéndose,
principalmente a causa de la influencia británica, primero lentamente y luego,
cada vez más rápido. Después de la fundación de las asociaciones de Holanda y
Dinamarca (1889), siguieron las de Nueva Zelanda (1891), Argentina (1893),
Chile, Suiza y Bélgica (1895), Italia (1898), Alemania y Uruguay (1900),
Hungría (1901), Noruega (1902), Suecia (1904), España (1905), Paraguay (1906) y
Finlandia (1907).
En mayo de 1904 se nació la FIFA, que tuvo siete miembros
fundadores: Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, España (representada por el
Madrid FC), Suecia y Suiza. La Asociación Alemana declaró, el mismo día, su
intención de afiliación vía telegrama..
La comunidad internacional de fútbol fue creciendo
profusamente, no exenta de reveses y obstáculos, como puede imaginarse. En
1912, la Federation Internationale de Football Association (FIFA) contaba ya
con 21 asociaciones; en 1925 con 36; en 1930, año de la primera Copa Mundial,
con 41.
Entre 1937 y 1938, las Reglas del Juego modernas fueron
establecidas por Santley Rous, quien sería más adelante Presidente de la FIFA.
Rous tomó las reglas originales, creadas en 1886, y las ordenó de manera
racional (serían revisadas por segunda vez en 1997).
Para el año 1950, cuando se volvió a competir por tercera
vez por un titulo del mundo (no hubo torneos durante la II Guerra Mundial), la
FIFA contaba ya con 73 asociaciones. Durante la segunda mitad del Siglo XX, la
popularidad del fútbol atrajo nuevos devotos, y para el Congreso de la FIFA de
2007, FIFA contaba con 208 asociaciones miembro en cada rincón del planeta.
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